Proceso agrícola

Considerados tanto el análisis de la actividad agrícola como los elementos que se tiene que tomar en cuenta para la transformación en realidad productiva, es necesario que el empresario como el administrador tengan un profundo conocimiento de todo lo que es el proceso agrícola, es decir, las etapas que surgen en un ciclo de producción.

Comienza con la preparación del terreno que forma parte del capital agrario y termina con lo cosecha de los productos obtenidos.

En este proceso se cumplen varias etapas, que se pueden agrupar en los siguientes pasos:

1. Preparación de tierras

2. Siembra

3. Trabajos de postsiembra (cuidados y mantenimiento)

4. Cosecha

1. Preparación de tierras

La preparación del terreno, se inicia con la roturación, cuyo objetivo es desbloquear los nutrientes para hacerlos asimilables a las plantas, cumpliendo de esta manera una etapa de la producción.

La técnica de roturar el suelo que toma un tiempo necesario hasta el momento de la siembra, que es el lapso requerido para que pueda producirse la transferencia mencionada, se llama barbecho. Este trabajo es necesario porque un terreno roturado (desbarbechado), tiene mayor absorción de agua, y por otro lado cumple con la nitrificación o fertilización de la tierra.

Este proceso avanza en forma más o menos lenta, porque está condicionada al tipo de suelo donde se trabaja, como también depende de las condiciones de humedad y de temperatura para su celeridad y mayor consistencia.

Durante el tiempo que se requiere para este trabajo, se utilizan maquinaria especial y herramientas, etapa muy importante porque se está preparando "la cama de siembra", porque en ella la semilla, que requiere de una determinada dosis de humedad y temperatura y que es variable para cada cultivo, encontrará la benevolencia para su germinación.

2. Siembra

Concluido los trabajos de preparación de tierras, viene el proceso de la siembra.

El primer aspecto a considerar en ésta etapa es el momento oportuno, el tiempo de la siembra, que debe estar unido a la disponibilidad de maquinaria y capacidad de trabajo, el no tomar en cuenta éstos elementos, se puede trabar el cumplimiento de los objetivos trazados.

Determinados el momento y viabilidad de cumplimiento, es necesario el cálculo de la cantidad de semilla, de acuerdo a la calidad de la misma, calidad que está determinada por su pureza, poder de germinación y energía germinativa.

La pureza de la semilla está dada por la categoría y por los elementos que la acompañan. El poder de germinación es el porcentaje de granos de una cantidad determinada, que están en posibilidad de germinación, pues podemos encontramos con semillas aparentemente munidas de buenas cualidades y que en el momento de desarrollar demuestran sus deficiencias, por tanto, lo que vale es la cantidad de semilla en condiciones óptimas de germinación y no cantidad de semilla depositada en la tierra preparada.

En cuanto a la energía germinativa podemos manifestar que es el lapso que demora la semilla para germinar.

Conocida la calidad de la semilla, de la cual dependerá la cantidad a ser utilizada para tener en el cultivo una densidad óptima de plantas por superficie, densidad que a su vez dependerá del suelo y del clima.

Aquí se cumple la ley de los rendimientos decrecientes. Cada unidad de superficie tiene un límite máximo para soportar un número determinado de plantas, pasado el cual la competencia entre ellas disminuye los rendimientos. Por otra parte, sabemos que cada planta tiene un límite de producción, de tal suerte que cuando faltan plantas en un terreno determinado los rendimientos también disminuyen.

Determinado el número de plantas deseables para el cultivo y la calidad de la semilla, se puede calcular la densidad óptima de siembra.

En nuestro medio y casi en todas las zonas dedicadas a la agricultura, la densidad del cultivo se calcula en función de los Kg. de semilla que se siembra por hectárea. Para entendidos en la materia manifiestan que tal sistema es deficiente y promueven la regulación de la siembra por cantidad de semilla por unidad de superficie, es decir por metro cuadrado o por metro lineal.

Además de la calidad y cantidad de semillas, es necesario tomar en cuenta la correcta y uniforme distribución en la superficie; esto significa que no exista ausencia de plantas en algunos lugares y puntos en donde estas se encuentran amontonadas, pues el rendimiento se verá afectado por el déficit de plantas en una parte, y por exceso en otra. Estas deficiencias ya son superadas en gran parte por la maquinaria que nos presenta el mundo industrial agrícola.

Otro aspecto a ser considerado es la forma de siembra, es decir, cómo se dispone el cultivo en el lote. En nuestro medio en las empresas familiares se utiliza el voleo (al vuelo), que significa arrogar la semilla con la mano en forma esparcida, sistema que es muy imperfecto, porque no se logra una correcta distribución y se pierde mucha semilla al quedar en la superficie o estar mal enterrada. Al momento también la técnica nos presenta maquinaria sofisticada que supere estas deficiencias.

3. Trabajos de post siembra

En esta etapa podemos señalar dos tareas, la primera labor de postsiembra propiamente dicha, que son trabajos que se realizan en los sembradíos con el objeto de mejorar su evolución productiva.

Estas labores dependen del cultivo, de las particulares condiciones del terreno y de diversas circunstancias ecológicas.

El principal problema de un cultivo es la invasión de malezas, que normalmente son más agresivas y que si no se toman las precauciones respectivas, muchas veces llegan a cubrirlo hasta su desaparición total, sobre todo cuando los cultivos están en su etapa inicial de crecimiento.

La otra labor que tomamos en cuanta dentro de los trabajos de postsiembra, la denominamos trabajos de protección, es decir son formas manuales o mecánicas que combaten las malezas.

Existen productos químicos, como los herbicidas, que a tiempo de combatir la maleza protege los cultivos.

Estos pueden ser aplicados antes de la siembra, después de ésta, antes de que nazca el cultivo o ya nacido éste, normalmente estos trabajos se llaman labores de presiembra, ejecutadas antes de iniciar la siembra; labor de preemergencia una vez efectuada la siembra y está en su etapa inicial y labor de postemergencia cuando el cultivo ya está en pleno de desarrollo hasta la floración.

4. La cosecha

Se considera la última etapa del proceso de producción, que es la maduración de los bienes que se producen, y de acuerdo a cada tipo se tiene que decidir el momento oportuno de su recolección. Es muy importante cosechar en momento preciso. Si se lo hace antes se pierden sustanciales porcentajes por mermas, al estar verdes no terminan su ciclo provocando disminuciones en el pesó y afectando a su calidad, que al momento de la venta ocasionan pérdidas por los descuentos que se tienen que efectuar en las liquidaciones. Si la cosecha se realiza después del punto óptimo, los productos recolectados pueden perjudicarse, pues corren el riesgo de que duren poco tiempo a la realización en el mercado.

Los elementos que se utilizan para la recolección de los granos o frutos pueden ser con personal propio o personal eventual (contratistas). Al respecto se tendrá que hacer un análisis y cálculo de la conveniencia o no de contratación de personal adicional. Por otro lado cuando no se cuenta con maquinaria de cosecha, se solicitan los servicios de empresas que se dedican a esta clase de servicios.

Concluida la recolección o cosecha de los granos en |os terrenos utilizados, quedan elementos o residuos, que si bien no forman parte del ciclo de producción agrícola, llegan a convertirse por medio de su venía en ingresos extras, que de una manera u otra disminuyen los costos de producción, así podemos indicar cuando se cosecha maní y café queda la cascara, en la cosecha de arroz por el pelado queda la cascarilla que se vende como alimento para producción avícola.

En las explotaciones agrícolas debemos diferenciar los cultivos permanentes y los cultivos transitorios.

Los primeros son aquellos, cuya producción se inicia después de 4 o 5 años de cuidados y como su nombre lo indica permanecen de acuerdo a las atenciones, variedad o clase y sobre todo de acuerdo a las zonas por varios años, que concluida la etapa de crecimiento se convierten en la máquina de la empresa, es decir, dentro de los activos fijos y es por esta razón que de forma inmediata al formar parte de los activos de producción se procede a la amortización respectiva, claro está, tomando en cuenta la fecha de ingreso.

Los segundos denominados cultivos transitorios, son aquellos cuyo ciclo de producción concluye dentro de un ejercicio económico, desapareciendo con la cosecha la planta en producción, es por esta razón que no se amortizan.

De los cuadros que acabamos de mostrar tanto de los cultivos transitorios como de los permanentes, nacen las cuentas que se serán utilizadas en el sistema contable que proponemos.

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